Cerrando un capítulo, abriendo otro
¿Alguna vez has sentido que un año dura toda la vida y que al mismo tiempo, se va en un abrir y cerrar de ojos? Así se sintió el 2024 para mí. Y quiero compartir contigo lo que aprendí y lo que espero de este 2025.
Siempre pasa lo mismo: nos preguntamos qué logramos, qué dejamos pendiente, qué queremos para el próximo año. Es casi un ritual inconsciente. Pero este ritual no tiene por qué ser así, ni muchos menos sentirse como una obligación. Al contrario, tiene que ser una oportunidad increíble para reflexionar, para entenderte, para replantearte, para reconectar contigo mismo en una nueva dirección.
Es un poco como cuando vas manejando y alternas entre ver el camino frente a ti y el retrovisor. Si te enfocas demasiado en uno, te pierdes, pero si logras un equilibrio, encuentras claridad. Y cuando menos te das cuenta, vas por ahí, en tu mundo, sin fricción alguna.
Por eso hoy quiero que reflexionemos juntos.
Te voy a contar cómo viví mi 2024: lo bueno, lo no tan bueno, y lo que me llevo como aprendizaje. También quiero compartirte mi manera de planear metas para 2025, no sólo para que las cumplas, sino para que realmente disfrutes del proceso de construirlas.
¿Por qué necesitamos metas?
A ver, antes que nada ¿qué piensas cuando escuchas la palabra "metas"? Probablemente te suene a algo súper estructurado, casi como un examen de la vida, o algo que haces sólo porque todo mundo lo hace. Pero en realidad, las metas son mucho más que eso. Y me gustaría que puedas cambiar tu forma de verlas.
Piensa en las metas como una brújula. No te dicen exactamente por dónde caminar, pero te dan un sentido de dirección. Porque piénsalo si no tienes una dirección, ¿cómo sabes si vas bien? Es como salir a manejar sin saber a dónde quieres ir. Seguro vas a dar vueltas y vueltas, pero nunca vas a saber si llegaste al lugar correcto.
Sin embargo, aquí viene lo interesante: por más que den dirección, las metas tampoco son para obsesionarte. No se trata de "tengo que llegar o soy un fracaso". Se trata de tener algo que te inspire, que te haga levantarte con ganas. Lo más poderoso de tener metas no es el logro en sí, sino la persona en la que te conviertes mientras trabajas para alcanzarlas.
El secreto está en visualizar una meta que te emocione y pensar en cómo sería esa versión de ti que ya la alcanzó. Cuando empiezas a actuar como esa persona, algo cambia: mejorar se convierte en tu motor. Ya no es solo el destino lo que importa, sino la transformación que vives en el camino. Y entonces, todo comienza a fluir, porque cada pequeño avance trae consigo resultados que reflejan ese crecimiento.
Sin embargo, hay algo esencial que no debemos olvidar: aunque nuestras metas nos inspiren, también debemos aprender a soltar. La vida es impredecible, y no siempre podemos controlar todo lo que sucede. Por eso, las metas deben ser una guía, no una carga.
Si en algún momento la vida te lleva por un rumbo distinto, no lo veas como un fracaso. Las metas no están para ser perseguidas ciegamente, sino para darnos propósito y enfoque. Son herramientas para crecer, no una obligación, sino un regalo que nos damos a nosotros mismos, un acto de amor propio.
Mis aprendizajes de 2024
2024 fue un año de muchos aprendizajes para mí, pero también de momentos en los que tuve que detenerme y cuestionarme todo. Cada año nos deja algo, aunque a veces no lo veamos de inmediato. Estas fueron mis 3 grandes lecciones del 2024:
1. Reconocer las victorias
Este año me di cuenta de que soy mi crítico más duro. Siempre estoy buscando qué mejorar, qué no salió como quería. Pero, ¿sabes qué? También es importante detenerse y reconocer lo que sí lograste.
Por ejemplo, para mí este año en lo profesional fue muy importante. Con mi empresa, Rosso, dimos pasos hacia nuevos horizontes, abrimos mercado fuera de México y la experiencia ha sido increíble. No todo salió como lo planeamos, pero avanzamos, y eso es lo que me llevo.
Por otra parte, también empecé este Podcast y Newsletter. Era una idea que había postergado por años porque, siendo honesto, me daba miedo no estar a la altura. Pero un día pensé: '¿Y si no tiene que ser perfecto para empezar?' Eso me llevó a grabar el primer episodio, y aquí estoy, cerrando el año con algo que antes solo era un sueño.
En lo personal, tuve muchos momentos que me llenaron el corazón de gratitud, de esos instantes que te hacen sentir que todo vale la pena. Fue un año donde viajé muchísimo, fuera y dentro de mí, donde escribí, donde profundicé, donde compartí con mi familia y amigos muy cercanos, donde conecté con mi creatividad al mismo tiempo que le daba forma a la vida que siempre soñé.
Para mí 2024 fue el cierre de una etapa muy importante en mi vida y el comienzo de otra que me emociona muchísimo.
Aun así, aprendí que a veces cuesta más reconocer tus victorias que señalar tus errores. Pero hacerlo es fundamental. Valorar lo que ya has logrado no es solo un acto de gratitud, sino de impulso. Porque si no reconoces hasta dónde has llegado, ¿cómo vas a encontrar la motivación para seguir construyendo el camino que sueñas?
2. Aprender a soltar
Este año también entendí que no todas las metas que alguna vez me emocionaron eran para mí. Algunas perdieron sentido con el tiempo, y tuve que dejarlas ir. Y sí, soltar nunca es fácil, porque nos cuesta desprendernos de lo que alguna vez soñamos. Pero ya no lo veo como rendirme; lo veo como hacer espacio para algo mejor, algo que realmente resuene con quien soy ahora. Soltar duele, claro, pero es mejor. Soltar es una forma de decirle al universo y a ti mismo que estás listo para recibir lo que viene, algo más alineado con tu presente.
3. Ser sincero conmigo mismo
Lo más difícil fue enfrentarme a la verdad: ser brutalmente honesto conmigo mismo. Preguntarme sin filtros por qué no logré ciertas cosas, qué me detuvo de verdad. A veces eran excusas, otras veces miedos, y en ocasiones, simplemente no tenía claro lo que realmente quería. Ser sincero contigo mismo duele, pero también libera. Dejar de culpar a los demás es duro, pero es un acto que te devuelve el poder personal. Porque cuando aceptas que la responsabilidad está en tus manos, descubres que también tienes la capacidad de construir exactamente la vida que deseas.
Cómo planeo mis metas para 2025
Pero bueno, suficiente del pasado, hablemos ahora del futuro. ¿Cómo le hago para planear metas que realmente me emocionen y que me ayuden a crecer?
1. Reflexión: ¿Quién soy hoy?
El primer paso es reflexionar. Antes de pensar en lo que quiero, necesito saber quién soy ahora. Porque puede que lo que quería hace un año ya no sea lo que quiero hoy.
Me pregunto cosas como:
¿Qué me hizo sentir plenitud este año?
¿Qué ya no me hace feliz?
¿Qué quiero construir en mi vida?
Y 2 preguntas que son vitales y que sugiero que respondas por escrito:
¿Cuál sería mi futuro ideal en 1 año?
¿Cuál sería el futuro de terror que quiero evitar a toda costa?
Es muy importante responder con todo el lujo de detalle posible, es más, más adelante puedes volver para seguir nutriendo, porque entre estos 2 extremos se encuentra la vida que siempre has soñado.
Reflexionar contigo mismo, a veces incomoda, otras emociona, pero es una conversación siempre necesaria.
2. Dividir metas en áreas clave
Para no sentirme abrumado, y tener la cabeza llena de más información que la que puedo manejar, siempre divido mis metas en dos grandes áreas:
Personales: Mi salud, relaciones, y bienestar emocional.
Profesionales: Proyectos, crecimiento en mi carrera y logros concretos.
Lo importante es que las metas sean emocionantes. Que te hagan decir: "¡no puedo esperar para empezar!" Porque si no te emocionan, difícilmente vas a encontrar la energía para llevarlas a cabo.
3. Crear un plan concreto
Aquí viene la parte práctica: convertir esas metas en un plan. Porque como todos sabemos, no vivimos a la altura de nuestros sueños, sino al nivel de nuestros sistemas. Por lo que tener procesos continuos es básico.
Primero, pienso en lo grande: ¿qué quiero lograr en un año?
Luego, lo descompongo de forma gradual y sucesiva: ¿qué puedo hacer en 6 meses? ¿En 3 meses? ¿En un mes? ¿Esta semana?
No se trata de ser obsesivo, sino de tener un sistema. Porque, al final, lo que no agendas no pasa. No eres lo que haces una vez al año, eres lo que haces diario.
Mi visión para 2025
2025, para mí, es un año que ya puedo sentir, aunque todavía no lo vivo. Lo visualizo como un año lleno de crecimiento, expansión y, sobre todo, descubrimiento.
Por un lado, tengo sueños claros. Quiero que mi empresa cruce fronteras, que sea conocida en lugares donde todavía no tiene presencia Pero no se trata sólo de tener más clientes o trabajar con marcas internacionales, aunque eso me motiva mucho. Lo que realmente quiero es colaborar con personas y proyectos que me reten, que saquen lo mejor de mí y de mi equipo, y que nos impulsen a llevar nuestra creatividad a otro nivel.
Imagínate lo emocionante que es visualizar esto: trabajar con marcas increíbles que no solo confían en ti, sino que también comparten una visión. Quiero que mi equipo y yo crezcamos juntos, que cada proyecto sea una oportunidad para innovar, aprender y dejar algo valioso en el camino. Más allá del lugar, mi meta es que cada cosa que hagamos refleje quiénes somos y lo que realmente creemos: creatividad con propósito, autenticidad y calidad.
Pero no todo es trabajo. En 2025 también quiero seguir explorando mis intereses y dimensiones personales, porque al final del día, mi marca personal no es otra cosa que un reflejo de quién soy. Quiero seguir cultivando mi curiosidad, ese motor que me lleva a preguntarme qué sigue, qué puedo aprender o en qué puedo mejorar. Pero también quiero continuar con la búsqueda de algo más profundo: conectar. Conectar con más personas, ayudar a quien pueda y, al mismo tiempo, redescubrirme. Porque entre más doy, más me encuentro.
Mis hábitos y mi presencia
En lo personal, tengo algo muy claro: quiero mejorar mis hábitos. Quiero seguir construyendo una vida que se sienta alineada conmigo, con lo que realmente quiero. Pero también quiero dejar espacio para las sorpresas, esas cosas que no planeas pero que llegan a ti como si la vida te guiara en silencio. Esos momentos que te sacan una sonrisa o te dejan pensando "esto tenía que pasar".
Algo que he aprendido es que estar presente es mucho más importante que tener una agenda llena. Y no te voy a mentir, no siempre es fácil. La rutina, las metas, las responsabilidades... todo eso puede hacer que vivamos en automático. Pero quiero comprometerme a detenerme, a respirar y a disfrutar cada día por lo que es. No porque sea perfecto, sino porque lo estoy viviendo.
Para mí, estar presente no significa olvidar mis metas o no planear. Al contrario, significa vivir con intención. Cada meta que tengo, cada sueño que visualizo para 2025, no es solo un destino, sino un camino más para vivir con propósito, para ir en una dirección más alineada con mi esencia.
Preguntas para 2025
Así que antes de que el 2025 nos alcance, te dejo algunas preguntas que me han ayudado mucho y que creo que te van a hacer reflexionar sobre lo que quieres para el próximo año:
¿Qué logros de 2024 te llenaron de orgullo?
¿Qué cosas no salieron como querías, y qué aprendiste de ellas?
¿Qué es eso que te emociona tanto que no puedes esperar para empezar?
¿Qué harías este 2025 si no tuvieras miedo y fracasar no fuera una opción?
El próximo año es una página en blanco. Y tú puedes llenarla con lo que desees. Como desees. No se trata de escribir una historia perfecta, sino de una que te llene de vida.
El verdadero regalo
Para cerrar, quiero dejarte con esta reflexión: las metas no son un destino, son un camino. las metas no se tratan solo de llegar, sino de todo lo que aprendes, vives y sientes mientras avanzas; son el vehículo perfecto para crecer, para descubrirte, para vivir con más intención. No importa si logras todo lo que te propusiste o si el año toma giros inesperados. Lo que realmente importa es quién te conviertes en el proceso, las historias que escribes y los momentos que atesoras mientras caminas hacia tus sueños. La verdadera magia está en el camino.
Así que, este 2025, pregúntate: ¿Qué versión de ti quieres construir? ¿Cómo quieres recordar este año cuando llegues a diciembre? No tienes que tener todas las respuestas hoy, solo necesitas el valor para dar el primer paso, para apostar por ti, por tus sueños y por la vida que quieres vivir.
Gracias por estar aquí, por regalarme tu tiempo y por permitirme ser parte de tu historia. Te deseo un 2025 lleno de salud, amor, evolución y sueños cumplidos. Estoy seguro de que lo que viene para todos será increíble.
Nos leemos pronto,
GP.